Dina Boluarte, la primera mujer en liderar Perú como presidenta constitucional, asumió el cargo en diciembre de 2022 tras la destitución de Pedro Castillo. También conocida como la presidenta de la transición, su mandato ha estado marcado por tensiones políticas, movilizaciones sociales y una profunda división en la sociedad peruana.
Desde que asumió, Dina Boluarte ha tenido que lidiar con una oposición fuerte, protestas masivas en el sur del país y acusaciones de autoritarismo. Su gobierno ha sido cuestionado por la represión a manifestantes, la renuncia de varios ministros y la falta de consenso con el Congreso. A diferencia de otros líderes latinoamericanos, ella no tiene un partido propio sólido, lo que la ha dejado en una posición frágil, dependiendo de alianzas inestables. Su figura se ha convertido en símbolo de una crisis más profunda: el descontento con la política tradicional, la desigualdad regional y la falta de confianza en las instituciones.
Lo que muchos no saben es que antes de ser presidenta, Boluarte fue congresista por casi una década, representando a Apurímac, una región pobre y marginada. Su ascenso fue técnico, no popular: fue vicepresidenta por ser la siguiente en la línea sucesoria, no por un respaldo electoral. Eso explica por qué, a pesar de los intentos de reformas, su liderazgo sigue siendo visto como legítimo solo por una parte de la población. Mientras algunos la ven como una salvaguarda de la democracia, otros la consideran una heredera de un sistema roto.
En las últimas noticias, su nombre ha aparecido en medio de debates sobre elecciones anticipadas, la reforma constitucional y la respuesta del Estado a las protestas. No es solo una figura política: es el espejo de un Perú que no sabe cómo salir de su crisis. En esta colección, encontrarás reportes sobre sus decisiones clave, las protestas que desató, los ministros que renunciaron, y cómo su gobierno ha impactado a comunidades indígenas, estudiantes y trabajadores. No hay disculpas ni filtros: solo lo que pasó, lo que dice, y lo que sigue en juego.
La Generación Z protestó en Lima contra la Ley de pensiones y la inseguridad, dejando 18 heridos. La polémica uso de gas y balines por la Policía Nacional del Perú intensifica la crisis política.