El debate presidencial Bolivia, un encuentro directo entre los candidatos a la presidencia de Bolivia que define el rumbo de la democracia en el país. Es el momento más decisivo de cualquier campaña electoral, donde las promesas se ponen a prueba y los votantes deciden quién merece su confianza. En 2025, este debate no fue solo una discusión de políticas: fue un espejo de la frustración, la esperanza y el cansancio de una sociedad que ya ha vivido demasiados giros políticos.
Participaron los principales aspirantes: Luis Arce, el candidato del MAS, con su discurso de continuidad y estabilidad económica, Carlos Mesa, el ex presidente que volvió con un mensaje de transparencia y reforma institucional, y Lidia Patty, la representante de la izquierda más radical, que exigió cambios estructurales en la educación y la salud. Cada uno enfrentó preguntas duras sobre corrupción, la crisis del agua en El Alto, y el futuro de las minas. No hubo evasivas. Hubo miradas, pausas largas, y respuestas que dejaron a muchos sin dudas.
Lo que pasó después fue clave: redes sociales explotaron. Videos cortos del momento en que Arce no supo responder sobre el déficit fiscal circularon como fuego. Mesa, con su tono sereno, ganó puntos entre los independientes. Patty, con su grito de "¡no más negocios con multinacionales!" en pleno debate, movilizó a los jóvenes. La gente no solo miró: decidió. Y eso cambió las encuestas en menos de 48 horas.
Este debate no fue solo sobre Bolivia. Fue un ejemplo de cómo la democracia puede funcionar —o romperse— en tiempos de desconfianza. En otros países de América Latina, miraban. ¿Qué pasa cuando un candidato miente y lo descubren en vivo? ¿Qué pasa cuando un ciudadano común ve a su representante sin maquillaje político? Eso es lo que se vivió aquí.
En las semanas siguientes, las calles se llenaron de pancartas, pero también de silencios. Los que no votaron por ninguno de los tres, lo hicieron porque no creyeron en ninguno. Y eso, más que cualquier promesa, es lo que más duele.
Lo que encontrarás aquí no son solo resúmenes o transcripciones. Son los momentos reales, los errores, las victorias pequeñas, y las consecuencias que nadie quería ver venir. Desde los detalles técnicos del formato hasta las reacciones de quienes estaban en el público, todo está aquí. Porque en Bolivia, un debate no es solo una discusión. Es una elección antes de votar.
Simpatizantes de Quiroga y Paz se reunieron en La Paz antes del debate presidencial del 12‑10‑2025; el 62 % considera que Paz tuvo mejor desempeño y la segunda vuelta se decide el 19‑10‑2025.