La congestión, el acúmulo excesivo de personas, vehículos o servicios que superan la capacidad de un sistema. También conocida como saturación, es algo que todos en Chile han vivido: atascos en la Autopista Central, filas interminables en el Metro Santiago, o el corte de agua en La Florida por mantenimientos mal planificados. No es solo un problema de carreteras, es un síntoma de un sistema urbano que ya no rinde.
La congestión no solo te retrasa, también te cuesta dinero. Cada minuto en un embotellamiento es un minuto que no puedes recuperar, y cada interrupción en el servicio público —como la que sufrieron 85.000 hogares por el corte de agua de Aguas Andinas— es una señal de que las infraestructuras están al límite. El transporte público no es la solución si sigue fallando: el Metro tuvo que parar la Línea 1 por una persona en las vías, y eso no es un accidente aislado, es la punta del iceberg. La gente ya no confía en que los sistemas funcionen, y por eso muchos prefieren el auto, aunque sea más lento. Y así, la congestión se alimenta a sí misma.
Lo peor no es el tráfico, sino que nadie lo trata como un problema urgente. Mientras se discute sobre vocales de mesa o trueques de fútbol, las calles se llenan más cada día. Las protestas en Lima por falta de pensiones y seguridad no son ajenas a lo que pasa aquí: cuando los servicios básicos fallan, la frustración explota. La congestión no es solo un tema de ingeniería, es un tema de justicia social. Si vives en Puente Alto y no llegas a tu trabajo porque el Metro se detiene, o si tu hijo no puede ir a la escuela porque la ruta del bus se canceló, eso no es un inconveniente. Eso es una falla del sistema.
Lo que encontrarás aquí no son solo noticias sueltas. Son pistas de un problema más grande: cómo la congestión se relaciona con el cierre de gobiernos, el colapso de servicios, y la desigualdad que se vive en cada esquina de Chile. Estas historias no son ajenas. Son tu vida. Y si no cambia algo, lo que hoy es una molestia, mañana será una crisis sin vuelta atrás.
El jueves 27 de junio se implementarán nuevas restricciones vehiculares en la ciudad. Los automovilistas deben revisar los dígitos de sus patentes para evitar multas y sanciones. Los Carabineros de Chile vigilarán y harán cumplir las restricciones. Estas medidas buscan reducir la congestión y mejorar el flujo vehicular, además de disminuir la contaminación.