El conflicto, una tensión entre intereses opuestos que puede desencadenar acciones colectivas, protestas o decisiones institucionales. También conocido como disputa, es lo que impulsa cambios reales en la sociedad, ya sea en una cancha, en un tribunal o en una plaza pública. No es solo ruido: es la señal de que algo no funciona, y que la gente ya no está dispuesta a callar.
En Chile, el conflicto, una tensión entre intereses opuestos que puede desencadenar acciones colectivas, protestas o decisiones institucionales. También conocido como disputa, es lo que impulsa cambios reales en la sociedad, ya sea en una cancha, en un tribunal o en una plaza pública. no es nuevo, pero sí está cambiando de forma. Las protestas, movilizaciones organizadas por ciudadanos para exigir cambios o expresar descontento. También conocido como manifestaciones, es lo que impulsa cambios reales en la sociedad, ya sea en una cancha, en un tribunal o en una plaza pública. de la Generación Z en Lima no son ajenas a lo que pasa aquí: cuando la gente siente que las reglas no los protegen, salen a la calle. En Valparaíso, el simulacro de sismo-tsunami no fue solo un ejercicio: fue un conflicto silencioso entre la preparación y la ignorancia. En las elecciones de 2025, el conflicto está en quién debe cumplir con el voto obligatorio y quién se niega, mientras el Servel publica más de 200 mil vocales de mesa, forzando a miles a elegir entre responsabilidad y riesgo.
Y no solo es política. El conflicto también se vive en el deporte: cuando un jugador como Lucas Assadi vale 5 millones y nadie quiere venderlo, o cuando un equipo como Colo-Colo intenta un trueque que nadie entendió. En el fútbol, el conflicto es el penal que define una semifinal, o el gol en el último minuto que rompe una racha. Pero también está en la justicia: cuando un arresto en Jacksonville se vuelve viral y todo el mundo pregunta si la policía excedió su poder. O cuando una árbitra mexicana dirige un partido en Chile y rompe una barrera que por años se mantuvo en silencio.
Lo que verás aquí no son solo titulares sueltos. Son historias conectadas por una misma raíz: el conflicto como motor de cambio. Algunas son dolorosas, otras son esperanzadoras, pero todas son reales. No hay ficción aquí. Solo gente que decide no aceptar lo que le dicen que debe tolerar.
El presidente sirio Bashar Assad ha huido del país tras la entrada de insurgentes, encabezados por Hayat Tahrir al-Sham y el Ejército Nacional Sirio, en Damasco. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos ha informado de que Assad partió de Damasco a un lugar desconocido. Mientras tanto, el gobierno sirio ha afirmado estar dispuesto a transferir sus funciones a un gobierno de transición, en medio del dramático avance de las fuerzas opositoras.