Las armas no letales, herramientas diseñadas para incapacitar sin causar muerte. También conocidas como fuerza menos letal, son usadas por la policía y fuerzas de seguridad para controlar disturbios, detener personas sin recurrir a balas. En Chile, su uso ha pasado de ser una alternativa segura a un tema candente en cada protesta o operativo policial. No son juguetes. Ni tampoco soluciones mágicas. Son objetos reales —como el gas lacrimógeno, los balines de goma o las escopetas de pernos— que dejan heridos, cicatrices y preguntas sin respuesta.
El gas lacrimógeno, un químico que irrita ojos y vías respiratorias para dispersar multitudes es el más común. Lo ves en las noticias: nubes blancas en plazas, gente llorando, respiración difícil. Pero detrás de esa imagen está el debate: ¿cuándo es excesivo? En Lima, en 2025, el uso de gas y balines dejó 18 heridos en protestas por pensiones. En Chile, el simulacro sismo-tsunami, ejercicio de emergencia que moviliza a comunidades y autoridades no se confunde con una manifestación, pero la misma fuerza pública que prepara a la gente para un terremoto también la enfrenta con proyectiles en una marcha. Y ahí está el problema: la misma institución que protege también puede herir.
Los balines, proyectiles de goma o plástico lanzados a alta velocidad suenan inofensivos hasta que te golpean en la cara. En 2025, el arresto violento de William McNeil Jr. en Jacksonville, aunque en EE.UU., encendió el mismo debate que en Santiago: ¿cuándo una herramienta de control se convierte en violencia? En Chile, no hay leyes claras que limiten su uso. No hay estándares de distancia, ni protocolos de entrenamiento obligatorios. Algunos policías los usan con precisión. Otros, con desgano o enojo. Y los ciudadanos, con los ojos vendados por el humo, solo saben que algo los golpeó. No es un arma letal. Pero sí puede matar. Lo han demostrado casos en el mundo. Y en Chile, también.
Lo que encontrarás aquí no son opiniones de expertos. Son hechos reales, noticias de lo que ha pasado, de lo que se discute, de lo que duele. Verás cómo el uso de estas armas aparece en protestas, en detenciones, en informes de derechos humanos. No hay fantasías. Solo lo que ocurrió. Y lo que sigue ocurriendo. Porque mientras no se defina qué es demasiado, la línea entre control y abuso seguirá borrándose.
El Gobierno de Chile autorizó a Carabineros a comprar y usar pistolas taser como armas no letales, con un plan piloto que partirá en casos de violencia intrafamiliar. La medida, respaldada por protocolos y capacitación, llega tras años de discusión. Defensores la ven como una herramienta para proteger vidas; críticos cuestionan preparación y riesgos. Primeras implementaciones podrían verse antes de fin de 2025.