29 oct
2024
La reciente celebración de un rally del expresidente Donald Trump en Nueva York ha desatado una ola de indignación en Puerto Rico y entre los ciudadanos puertorriqueños en Estados Unidos. El motivo central de este escándalo fueron las declaraciones del comediante Tony Hinchcliffe, quien utilizó el escenario del famoso Madison Square Garden para lanzar una controversia calificando a Puerto Rico como una "isla flotante de basura" en el Atlántico. Este comentario, celebrado por algunos asistentes del evento, ha sido fuertemente repudiado, llegando incluso a convertirse en un tema importante dentro de la campaña electoral que enfrenta Trump, ahora con nuevas críticas y desafíos.
El gobernador de Puerto Rico, Pedro Pierluisi, ha sido uno de los primeros en alzar la voz, categóricamente señalando que "la basura es lo que salió de la boca de Tony Hinchcliffe, y todos los que aplaudieron deberían avergonzarse por faltar el respeto a Puerto Rico". Estas palabras resuenan no solo en la isla, sino que también encuentran eco en estados como Florida y Nueva York, donde existe una cantidad significativa de puertorriqueños que tienen derecho a votar. Pierluisi, líder del Partido Nuevo Progresista que defiende la estadidad de Puerto Rico, recordó que los puertorriqueños son ciudadanos estadounidenses y merecen respeto, marcando un claro desafío a los comentarios ofensivos vertidos durante el rally.
La polémica no solo ha generado respuestas contundentes desde la esfera política local, sino que ha encontrado en los medios, las redes sociales y entre las celebridades un medio para amplificar su rechazo a tales declaraciones. Figuras reconocidas como Luis Fonsi y Ricky Martin han manifestado su desaprobación y pedido respeto hacia Puerto Rico, valiéndose de sus plataformas personales para atraer atención internacional al suceso. Fonsi, por ejemplo, calificó las palabras de Hinchcliffe como una "falta de respeto", mientras que Martin urgió a sus seguidores a considerar el voto como una herramienta para el cambio, mostrando su apoyo a la candidata demócrata Kamala Harris.
Desde la campaña de Trump, la reacción no se hizo esperar, describiendo las declaraciones de Hinchcliffe como no representativas de los valores o intenciones del expresidente o de quienes lo apoyan. Sin embargo, el daño ya parecía estar hecho, y este episodio podría complicar los esfuerzos de Trump por ganar apoyo entre la comunidad puertorriqueña, un electorado que, cruzando las cifras, puede ser crucial para el resultado en algunas regiones clave.
A nivel político, Jenniffer González, representante de Puerto Rico en el Congreso de los Estados Unidos, también se ha pronunciado frente a las declaraciones, describiéndolas como "repugnantes" y fuera de lugar. Aunque manifestó su descontento con Hinchcliffe, González continúa apoyando a Trump en su candidatura. Su postura ha sido blanco de críticas por parte de otros políticos, como Juan Dalmau, candidato a la gobernación por el Partido Independentista Puertorriqueño, quien recordó los previos desencuentros de Trump con Puerto Rico, desde minimizar el impacto de fenómenos naturales como el huracán María hasta insinuar la venta del territorio.
Este incidente llega en un momento crítico dentro del panorama electoral estadounidense, donde el voto latino y más específicamente el puertorriqueño podría inclinar la balanza en estados con gran densidad de estos votantes. A pesar de los intentos de recuperación por parte del equipo de Trump, declarando que el comediante no habla en nombre del expresidente ni del partido, cada acción y palabra toma un peso adicional cuando el mundo político se encuentra en una fase tan decisiva.
Finalmente, las declaraciones de Hinchcliffe han sido vistas por muchos como un reflejo más de la retórica incendiaria que ha caracterizado ciertos momentos de la campaña de Trump. Las tensiones en sus rallies, las palabras agresivas hacia diferentes grupos y los constantes señalamientos han generado una división que Harris y su equipo han buscado usar a su favor, ofreciendo paquetes de ayuda específicamente orientados a Puerto Rico como parte de sus promesas electorales. Toda esta dinámica ha tornado aún más compleja una elección que ya, por sí sola, está colmada de expectativas e incertidumbres.
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