3 sep
2025
Siete años después de su último partido con la selección, Ruben Loftus-Cheek vuelve a vestir la camiseta de Inglaterra. El centrocampista del AC Milan y el defensa Jarell Quansah, ahora en el Bayer Leverkusen, han sido llamados para completar una lista de 25 jugadores tras la baja por lesión del mediocampista de Crystal Palace, Adam Wharton. Los dos se presentaron el martes en St. George's Park para sumarse a los entrenamientos del equipo que dirige Thomas Tuchel.
El calendario aprieta y el margen de error es mínimo: Inglaterra encara una doble fecha de Eliminatorias Mundial 2026 que puede marcar su camino hacia la clasificación. Primero, Andorra en Villa Park (sábado 6 de septiembre, 17:00), un rival que suele cerrarse cerca de su área. Luego, un viaje incómodo a Belgrado para medirse con Serbia (martes 9 de septiembre, 19:45 BST), donde el ambiente y el físico del rival elevan el nivel de exigencia.
La convocatoria llega con ausencias de peso: Jude Bellingham, Declan Rice y Cole Palmer no están en esta lista. Eso reordena jerarquías y abre huecos para perfiles distintos. Tuchel, que desde su llegada ha mostrado flexibilidad en pizarrón y nombres, usa esta ventana para premiar momentos de forma y ampliar su base de opciones en posiciones clave.
Loftus-Cheek lo asume como una segunda oportunidad en toda regla. El mediocampista, que suma 10 internacionalidades y no jugaba con la absoluta desde noviembre de 2018, admitió sorpresa por el llamado y dejó claro que está dispuesto a ocupar el rol que el técnico le pida. Quansah, por su parte, aún no debutó a nivel absoluto y ve en esta citación una vía directa para ganarse la primera corona. El zaguero, integrante del plantel inglés que se coronó en el Europeo sub-21, llega a la concentración con confianza tras estrenarse en el marcador en la Bundesliga con su nuevo club.
En St. George's Park, el plan de trabajo para una ventana corta suele combinar sesiones tácticas específicas según rival y ejercicios de alta intensidad con el balón para ajustar presiones y salidas. Contra Andorra, se espera una circulación paciente y agresiva en los últimos metros. Frente a Serbia, la prioridad será sostener duelos, vigilancia sobre los segundos balones y una transición defensiva más fina que evite contras.
Loftus-Cheek aporta algo que ahora mismo cotiza al alza: versatilidad. Puede ser interior con llegada, mediapunta en rombo o incluso caer a banda en salida asimétrica. Su físico le permite romper líneas en conducción y atacar el área desde atrás, recursos muy útiles ante defensas replegadas como la de Andorra. Además, su juego de espaldas ofrece una válvula cuando el equipo necesita fijar por dentro y descargar de cara a los mediocampistas creativos.
Otro punto a favor del jugador del Milan es su lectura en segundas jugadas. En contextos con muchos centros laterales o rechaces en la frontal, su zancada y su timing para activar la siguiente acción pueden acelerar el ritmo y sostener el asedio. En pizarra, encaja tanto en un 4-3-3 como en un 4-2-3-1, y no desentona si hay ajustes a línea de tres en fase ofensiva, partiendo desde el interior derecho.
Jarell Quansah llega para aumentar la competencia en el eje de la zaga. Diestro, con buena envergadura y salto, se siente cómodo defendiendo hacia adelante y corrigiendo a campo abierto, una pieza útil si el equipo adelanta líneas. También ofrece salida limpia: no rehúye la conducción hasta el primer pase vertical cuando el rival no aprieta, y cambia de orientación con criterio para activar al lateral opuesto. En un escenario como Belgrado, su duelo aéreo y su concentración en centros laterales serán exámenes reales.
Para Quansah, el punto fino estará en la coordinación de perfiles. Con centrales acostumbrados a la élite, el reto es acoplarse rápido: cuándo romper de su zona, cuándo cubrir espalda del lateral y cómo repartir responsabilidades en balón parado. Un debut fuera de casa, y ante un rival que castiga errores, puede ser un salto grande, pero también la oportunidad que no se olvida.
La baja de Wharton explica parte del movimiento en el mediocampo. Sin su pie seguro en la base, Tuchel gana con Loftus-Cheek un matiz más vertical, que puede convivir con un pivote de perfil posicional o compartir doble pivote si el plan demanda tramos de ida y vuelta. En semanas de selección, donde apenas hay tres o cuatro sesiones completas antes del primer partido, el valor de un jugador que domina varios registros se multiplica.
Las ausencias de Bellingham y Rice alteran el eje del equipo. En lugar de replicar sus roles al milímetro, el cuerpo técnico parece optar por redistribuir tareas: más responsabilidad creativa entre varios, laterales más altos para estirar y centrocampistas con llegada para poblar el área. Ahí, el plus físico y la zancada de Loftus-Cheek encajan de forma natural.
Calendario de la ventana:
Qué hay en juego en cada duelo: contra Andorra, tres puntos obligados y la necesidad de consolidar automatismos en ataque posicional. Ante Serbia, un examen de madurez en un estadio que exige gestionar emociones, ritmo y balón parado. Sacar seis de seis no solo daría oxígeno en la tabla; también estabilizaría la narrativa alrededor del grupo en un tramo del calendario que enseguida empalma con compromisos de clubes.
Más allá de nombres, el mensaje es claro: se premia estado de forma, se ensanchan alternativas y nadie tiene su asiento garantizado. Loftus-Cheek, con su regreso tras siete años, simboliza que el pasado no cierra puertas si el presente empuja. Quansah, aún sin debut, representa el otro extremo: talento en desarrollo con espacio para crecer rodeado de veteranos. Con dos partidos que piden perfiles complementarios, su presencia agrega herramientas y eleva la competencia interna donde más falta hacía.
Escribir un comentario ( Todos los campos son obligatorios )