Las tradiciones mexicanas, conjunto de prácticas culturales heredadas que expresan identidad, fe y memoria colectiva en México. También conocidas como costumbres populares, son más que rituales: son el hilo que une a las generaciones, desde los altares de Día de Muertos hasta los gritos de "¡Viva México!" en la Plaza de la Constitución.
Estas tradiciones no son estáticas. Se renuevan cada año, se adaptan en los barrios de la Ciudad de México, en los pueblos de Oaxaca, y en las casas de mexicanos que viven en el extranjero. El Día de Muertos, por ejemplo, no es solo una festividad: es una conversación con los que se fueron. Las calaveras de azúcar, las ofrendas con pan de muerto y las velas en los caminos no son decoración: son actos de amor concreto. Y no es un fenómeno aislado. La fiesta patria del 16 de septiembre, con sus chiles en nogada y el grito del presidente, conecta con la historia de independencia como un ritual que todos viven, no solo estudian. Estas prácticas no necesitan libros de historia para ser entendidas: se sienten en el sabor del mole, en el ritmo del mariachi, en el color de los vestidos de las mujeres de Tehuantepec.
Lo que hace únicas a las tradiciones mexicanas es su mezcla: indígena, española, africana, moderna. No hay una sola forma de celebrar. En Michoacán, las ánimas se reciben con mariposas monarca; en Yucatán, se hacen pibes en el hoyo; en Jalisco, el charro y la china poblana son símbolos vivos. Estas costumbres no se enseñan en clases, se viven en la mesa familiar, en el barrio, en las procesiones. Y aunque muchos las confunden con turismo, lo cierto es que son el alma de lo cotidiano. No hay un solo mexicano que no sepa cómo preparar un altar, o que no haya bailado un jarabe en algún cumpleaños. Son las tradiciones las que mantienen viva la memoria cuando las noticias cambian cada hora.
En las noticias que encontrarás aquí, verás cómo estas raíces se entrelazan con lo actual: desde una directora de fútbol que rompe récords hasta artistas que llevan el folclor a los escenarios internacionales. No se trata de verlo como algo del pasado. Se trata de entender que lo que se celebra hoy en México —con luces, música y comida— es lo mismo que se celebraba hace cien años: la vida, la memoria y la resistencia.
El Día de los Muertos es una celebración emblemática de México donde se honra a los seres queridos fallecidos con ofrendas. Celebrada el 1 y 2 de noviembre, refleja la fusión de creencias indígenas y católicas. Las familias construyen altares decorados con fotografías, flores, velas y comida. Es un momento de unidad familiar y de recordar los relatos de aquellos que se han ido.