Minería en Chile, la actividad económica más importante del país que extrae metales clave como el cobre, litio y oro, y que sostiene una parte fundamental del PIB nacional. También conocida como industria minera, es la que paga salarios a más de 300.000 personas directamente y sostiene decenas de miles de empleos indirectos en transporte, logística y servicios. No es solo una actividad en el norte del país: su impacto se siente en los precios de la electricidad, en las rutas de camiones que cruzan el desierto, y en los impuestos que financian escuelas y hospitales en todo Chile.
El cobre, el metal que hace famoso a Chile en el mundo, representa más del 50% de sus exportaciones totales. También conocido como oro rojo, es el que mantiene a las empresas como Codelco y Antofagasta Minerals en operación, y que atrae inversiones de Asia, Europa y Norteamérica. Pero no se trata solo de extraerlo: la industria minera, un sector que combina tecnología de punta, maquinaria pesada y trabajo manual en condiciones extremas. También conocido como sector extractivo, está en plena transformación: ahora exige menos agua, menos emisiones y más participación de comunidades locales. Los proyectos de litio en el norte, por ejemplo, ya no se hacen sin consultas a pueblos originarios, y las grandes minas tienen programas de reciclaje de agua que antes parecían imposibles.
El empleo minero, un tipo de trabajo que paga bien pero exige sacrificio, con turnos largos y entornos hostiles. También conocido como trabajo en minería, sigue siendo una de las pocas fuentes de ingresos estables en regiones como Atacama y Tarapacá, donde no hay otra industria que compita. Pero no es solo para hombres: cada vez más mujeres trabajan como operadoras de maquinaria, ingenieras y jefas de seguridad en minas. Y aunque algunos creen que la minería está en decadencia, la realidad es que Chile sigue siendo el primer productor mundial de cobre, y el segundo de litio, un metal clave para las baterías de autos eléctricos.
Lo que encontrarás aquí no son solo noticias sobre nuevas minas o protestas. Son historias reales: de trabajadores que se ganan la vida en el desierto, de comunidades que negocian su futuro con grandes empresas, de tecnologías que están cambiando cómo se extrae el cobre, y de políticas que deciden si Chile sigue siendo el país minero del mundo, o si empieza a buscar otros caminos. No hay teorías vacías: solo lo que pasa, lo que se gana, lo que se pierde, y lo que viene.
El Día del Minero, celebrado cada 10 de agosto, rinde homenaje al arduo trabajo y las contribuciones de los mineros a la economía y sociedad chilena. Con raíces históricas, esta celebración destaca la importancia de la minería en la identidad del país.