Infarto: qué es, señales y qué hacer en un caso real

Un infarto, es la muerte de un trozo de músculo cardíaco por falta de oxígeno, generalmente por un coágulo que bloquea una arteria. También conocido como ataque cardíaco, no siempre viene con dolor intenso en el pecho como dicen las películas. Muchas veces, solo es una presión, un malestar que no pasa, o incluso síntomas que parecen indigestión.

Lo más peligroso del infarto es que no espera. Puede ocurrir en alguien que parece sano, sin antecedentes, y en cualquier momento. Las mujeres, por ejemplo, suelen tener síntomas diferentes: náuseas, sudor frío, dolor en la espalda o la mandíbula, y cansancio extremo. No es raro que lo confundan con estrés o una gripe. Y ahí es donde se pierden minutos valiosos. Cada minuto cuenta: si se bloquea una arteria, el corazón empieza a morir. En los primeros 90 minutos, la probabilidad de salvarlo es mucho mayor.

Si tú o alguien cerca siente un dolor en el pecho que dura más de 5 minutos, no lo ignores. No te digas "quizás es nada". Llama al 131 o a tu emergencia local. Mientras esperas ayuda, que la persona se siente, no se mueva, y si tiene aspirina en casa y no es alérgico, que se trague una pastilla de 100 mg. No le des agua ni comida. No lo dejes solo. Muchos infartos ocurren en casa, y la persona que está cerca es la primera línea de defensa. No necesitas ser médico para salvar una vida: solo actuar rápido.

El corazón no habla, pero sí te da señales. Si has tenido episodios de fatiga inusual, palpitaciones, o dificultad para respirar al subir una escalera, no lo pases por alto. Estos no son signos de "estar fuera de forma". Son alertas. Y si tienes hipertensión, diabetes, fumas o tienes sobrepeso, tu riesgo sube. Pero eso no significa que estés condenado. Cambiar hábitos hoy puede evitar un infarto mañana.

En Chile, cada año mueren más de 15.000 personas por infartos. Muchos de ellos podrían haberse evitado con una detección temprana. No se trata de tener miedo, sino de estar preparado. Por eso, en esta recopilación encontrarás historias reales de personas que lo vivieron, consejos de médicos, y datos que te ayudan a reconocer lo que no te cuentan en los anuncios de medicamentos. No se trata de alarmar. Se trata de informar, para que cuando algo pase, no te quedes paralizado.