Haití, un país caribeño con una historia de resistencia y colapso institucional, es hoy uno de los lugares más frágiles del hemisferio occidental. También conocido como la primera república negra del mundo, su realidad actual es un eco de décadas de intervención externa, corrupción interna y violencia sin control. Lo que ocurre en Haití no es un evento aislado: afecta a Chile, a Estados Unidos, a México y a toda la región por el flujo de migrantes, las redes criminales y la debilidad de los sistemas de ayuda humanitaria.
La inseguridad en Haití, un fenómeno que ha llevado a más del 80% de la población a vivir en zonas donde la policía no puede operar ha convertido la capital, Puerto Príncipe, en una ciudad sin ley. Grupos armados controlan barrios enteros, secuestran a niños, bloquean puertos y exigen dinero a hospitales. La ONU Haití, el intento internacional de estabilización que ha durado más de 20 años y costado miles de millones de dólares ya no tiene fuerza ni mandato efectivo. Y mientras el mundo mira, cientos de miles de haitianos huyen —algunos hacia Chile, otros a Ecuador, muchos más a Estados Unidos— llevando consigo traumas, historias y una pregunta: ¿quién los protege?
En las noticias que aquí encontrarás, no hay reportes genéricos. Hay relatos de familias que cruzan fronteras con niños en brazos, de policías sin armas que intentan mantener el orden, de médicos que trabajan sin luz ni agua. Hay también el silencio de los gobiernos que prometen ayuda pero no la envían. Haití no es un tema de moda ni un titular para clickbait. Es una herida abierta que exige entender, no solo ver. Lo que lees aquí no es solo información: es contexto para lo que viene. Y lo que viene, ya está en camino.
Honduras recibe a Haití en la eliminatoria CONCACAF el 14‑oct‑2025 en el Estadio Chelato Uclés. Un punto clave para asegurar un cupo al Mundial 2026.