Carlo Acutis: el joven beatificado que inspira a miles en Chile y el mundo

Carlo Acutis, un adolescente italiano que vivió con una fe profunda y usó la tecnología para difundir el evangelio. También conocido como el santo del internet, murió a los 15 años en 2006, pero su legado creció hasta ser beatificado por la Iglesia Católica en 2020. No fue un santo de milagros espectaculares, sino uno de los que vivió lo ordinario con extraordinario amor: hacía tareas escolares, jugaba videojuegos, ayudaba a su mamá en casa y pasaba horas frente a la computadora creando una web sobre los milagros eucarísticos. Su vida no fue rara, fue real. Y eso es lo que lo hace cercano.

Carlo Acutis no se alejó del mundo, lo abrazó. Usó su conocimiento de programación para organizar datos, no para ganar dinero, sino para mostrar cómo la fe se vive en la vida cotidiana. Hoy, en Chile, jóvenes que ven en él un ejemplo no solo lo recuerdan en misas o en redes, sino que lo imitan: algunos crean páginas web sobre santos, otros usan sus teléfonos para rezar en el metro, y muchos se preguntan cómo ser buenos sin tener que ser perfectos. Su historia no es de un niño prodigio, sino de un chico que eligió ser amable, honesto y generoso cada día, incluso cuando nadie lo veía.

Lo que hace único a Carlo Acutis es que no se separa de lo que vive hoy. En un país donde los jóvenes se mueven entre redes sociales, presión escolar y dudas existenciales, su figura no parece lejana. Es como si hubiera sabido que el futuro sería así: conectado, rápido, ruidoso. Y él ya tenía una respuesta: la fe no se apaga con un smartphone, se fortalece con él. Por eso, en colegios de Santiago, en grupos de catequesis en Valparaíso, y hasta en comunidades de la Región de Los Lagos, lo citan como ejemplo. No por ser santo, sino por ser humano.

En las noticias que te mostramos aquí, ves a jóvenes que juegan fútbol, a periodistas que rompen barreras, a mujeres que cambian Chile con proyectos sostenibles. Carlo Acutis no estaba lejos de eso. Él también era parte de una generación que quería cambiar el mundo, pero desde dentro, con pequeñas acciones. No necesitaba ser presidente, ni jugador de fútbol, ni director de cine. Solo necesitaba ser él mismo. Y eso es lo que te encontrarás en estas historias: gente común que hace lo que puede, con lo que tiene, donde está. Así fue Carlo. Así son muchos de los que hoy viven en Chile. Y tal vez, por eso, su nombre sigue resonando.