1 oct
2025
Cuando FIFA probó la tarjeta verde en el Mundial Sub‑20 de FútbolChile, el mundo del balompié escuchó con asombro. El sistema, llamado Football Video Support (FVS), permite a los entrenadores solicitar revisiones de vídeo presentando una tarjeta verde al cuarto árbitro; cada equipo dispone de sólo dos oportunidades por partido. El director técnico Eduardo Arce estuvo entre los pioneros, mostrando la carta en el duelo contra Brasil el domingo 28 de septiembre de 2025.
El FVS sustituye al costoso VAR con un equipo reducido de árbitros y una señal física: al levantar la mano con el dedo índice apuntando al cielo, el entrenador entrega al cuarto árbitro una tarjeta verde o morada (dependiendo del torneo). Esa carta obliga al árbitro principal a detener el juego y a observar la jugada desde distintas cámaras y velocidades. A diferencia del VAR, no hay revisiones automáticas; la iniciativa recae totalmente en el cuerpo técnico.
Las reglas son estrictas: la tarjeta debe mostrarse inmediatamente después del incidente, y el cuarto árbitro tiene que comunicarlo al árbitro central sin demoras. Cada equipo tiene exactamente dos solicitudes en todo el encuentro, por lo que la decisión se vuelve táctica, similar a los tiempos muertos en baloncesto.
El cronograma de la fase de grupos para el equipo de Arce quedó así:
En el primer partido, Arce utilizó una de sus tarjetas para revisar una falta en el área que el árbitro no había señalado. La transmisión mostró una clara infracción y el gol fue anulado, lo que provocó una ola de aplausos entre los aficionados del estadio.
En el segundo encuentro, el entrenador guardó su segunda tarjeta para el minuto 78, cuando una polémica jugada de fuera de juego amenazó con cambiar el marcador. El árbitro, tras la revisión, confirmó la posición y el gol no se concedió. En el tercer partido, Chile perdió 1‑0, pero el sistema demostró su capacidad para reducir los errores más críticos.
"Sentimos que la tarjeta verde devuelve parte del control a los técnicos, algo que se había perdido con el VAR automático", comentó Arce después del encuentro contra Marruecos. "Hay que usarla con cabeza, porque sólo tienes dos oportunidades".
Por su parte, el director de árbitros de la FIFA, Howard Webb, dijo que el experimento había permitido observar "una interacción más fluida entre entrenador y árbitro, sin los largos paros que a veces genera el VAR tradicional".
Sin embargo, algunos críticos señalaron que la presión sobre los entrenadores aumentó: "Ahora el técnico debe decidir en segundos si vale la pena gastar una de sus dos tarjetas".
En España, la Liga F ya adoptó el FVS para la temporada 2024‑2025, aunque sin la tarjeta verde visible; los entrenadores reciben dos solicitudes y el sistema revisa automáticamente los goles. Los resultados preliminares muestran que el número de decisiones controvertidas disminuyó en un 30 % respecto a la temporada anterior.
En cuanto a la Liga española masculina y la Champions League, la UEFA ha declarado que por ahora continuará con el VAR completo. UEFA considera que "el nivel de recursos y la presión mediática hacen que la solución de bajo coste no sea viable para competiciones de élite".
No obstante, algunos directivos de clubes afirman que podrían explorar una combinación: mantener el VAR para decisiones estándar y permitir una tarjeta verde como recurso extra en momentos críticos. La idea ha sido descrita como "un híbrido que podría salvar partidos".
FIFA ha anunciado que seguirá evaluando el desempeño del sistema durante los torneos juveniles de 2026 y 2027. Si los datos confirman una mejora sustancial en la precisión y una reducción del tiempo medio de revisión, el organismo podría considerar su inclusión en torneos de mayor categoría, como la Copa América o la Eurocopa.
Mientras tanto, los técnicos están empezando a entrenar a sus equipos para usar la tarjeta como una herramienta táctica, casi como una carta de juego de ajedrez. La pregunta que flota en los foros de aficionados es si, en diez años, los espectadores verán a los entrenadores levantar una tarjeta verde en medio de un clásico español. Por ahora, la revolución parece estar en sus primeras fases, pero la curiosidad ya está servida.
El entrenador levanta la mano con el índice apuntando al cielo y entrega una tarjeta verde al cuarto árbitro. El árbitro central se detiene, revisa la jugada en la pantalla y decide si anula o confirma la decisión inicial. Cada equipo solo puede hacerlo dos veces por encuentro, por lo que la elección es estratégica.
A diferencia del VAR, que revisa automáticamente ciertos incidentes, la tarjeta verde depende de la iniciativa del entrenador. Además, requiere menos personal técnico y resulta más barato de implementar, lo que la hace atractiva para competiciones con presupuestos limitados.
La UEFA ha explicado que el nivel de exigencia y la infraestructura de los grandes clubes permiten mantener el VAR completo, que ofrece revisiones ilimitadas. Introducir una limitación de dos solicitudes por partido podría percibirse como una pérdida de precisión en una competición tan mediática.
En la Liga F se ha reducido el número de decisiones controvertidas en torno a los goles en un 30 %, y los tiempos de revisión se han acortado, manteniendo el ritmo del juego. Los entrenadores también valoran la posibilidad de intervenir directamente en situaciones críticas.
FIFA seguirá probando el sistema en torneos juveniles de 2026 y 2027. Si los análisis demuestran mayor precisión y menores interrupciones, el organismo podría considerar su extensión a competiciones continentales como la Copa América o la Eurocopa.
Comentarios (1)
Daniel Corvalan
octubre 1, 2025 AT 19:29
El poder oculto detrás del fútbol siempre busca maneras de controlar la narrativa, y la tarjeta verde no es la excepción. Cuando los técnicos reciben dos oportunidades, el juego se vuelve un tablero de ajedrez donde cada movimiento está vigilado por ojos invisibles. Todo parece una prueba para evaluar si el público aceptará la manipulación tecnológica.